¿LA CRISIS DEL CRISTIANISMO?

La crisis que enfrenta hoy en día la Iglesia se debe a que en la actualidad el mundo enfrenta una gran cantidad de cambios culturales y sociales, estos cambios se están dando de una manera rápida que impide analizar con facilidad lo que está pasando, especialmente en un mundo globalizado en el que la mayoría de las personas tenemos acceso a información a través de los medios o simplemente de internet, que nos abre la posibilidad de conocer diferentes culturas, presionando unas cuantas teclas. ¿Pero será posible que el cristianismo desaparezca?

La crisis en la sociedad ha afectado las prácticas religiosas, a la institución y a la actitud del creyente. En el que muchas personas se han alejado de la Iglesia y han tomado otras decisiones, ya sea alejarse completamente de las prácticas religiosas o cambiarse a otra religión, esto se debe a que el hombre generalmente esta en búsqueda de la trascendencia y ha encontrado la respuesta en otros lados. Muchos han hablado del fin del cristianismo, sin embargo no estamos ni cerca de que esto ocurra, ¿A qué se debe?

En la actualidad estamos inmersos en un mundo de ciencia y tecnología en donde la racionalidad es esencial para muchas personas y si vemos al cristianismo y nos cuestionamos el porqué dios permite la injusticia en el mundo, el hambre, la pobreza extrema y las enfermedades, cualquiera de estos cuestionamientos podrían llevar a varios de nosotros a creer que Dios no existe y que las religiones obedecen a sus propios intereses.

Sin embargo es importante saber que la experiencia con Dios es personal, así como el experimentar no creer en un ser supremo o en algo que va mas allá, es evidente que muchas personas necesitan creer en algo más ya que todos sabemos que si ha logrado la ciencia responder a muchas preguntas, pero no a todas y hay cosas que continúan siendo un enigma para la sociedad. Por lo que las personas en busca de trascendencia han encontrado la respuesta y la manera de hacerlo en muchas religiones y la iglesia ha comenzado a cambiar su discurso a las necesidades de la época, sin perder su esencia principal.